Siempre busco transmitir el
valor que puede tener la danza (en
particular) y el arte en general en
la vida de las personas. Cómo al trabajar con nuestro cuerpo aprendemos a
escucharlo, a cuidarlo y a respetarlo. Cómo se renueva la energía cuando nos
encontramos en clase, bailando, compartiendo con otros que están en la misma.
La apertura a la creatividad que se lleva luego a otras áreas de la vida.
El permiso a cumplir sueños postergados.
Que no importa la edad, si nunca bailé,
si hace mucho que no me muevo, si creo que no tengo oído, si creo que con mi
cuerpo no se puede, si alguna vez me dijeron que yo no podía bailar, nada de
eso importa. Solo se necesita tus ganas.
En mi historia personal, el espacio
de danza fue siempre
el espacio de mayor libertad y honestidad. El lugar donde
aflojar los hombros, exhalar grande y dejar salir todas mis emociones, expresar cosas que no
tienen otra via de salida, incluso sensaciones no tan fáciles de poner en
palabras, pero que con un movimiento explotan!
Hace poco una amiga me dijo "SABER QUE POR ESE MOMENTO TODO VA A ESTAR BIEN” cuando le pregunte qué era la danza para ella.
Y en esa frase yo creo que resume algo extremadamente PODEROSO. Y es que es así. El momento "danza" queda entre paréntesis de la vida. No hay forma de bailar con la cabeza en otro lado, o pendiente de otras cosas, o de lo que tengo que hacer después.Bailar implica estar presente.
Bailar asegura ese momento para mí.
Bailar viene con sonrisa. Viene con pausa, con complicidad, con entusiasmo, con corazón bombeando intenso.
Bailar viene con pasarla BIEN.
Abrazo!!
Ceci Fatta