miércoles, 23 de mayo de 2018

Invitar a Crecer



Para escribir este post quise reflexionar en los modos en los que el profe de danza
suma y acompaña en la clase. Hace poco le pregunté a mi maestra de yoga sobre
el tema, y muy sabia y sintéticamente me dijo algo así como que el maestro apoya al
practicante siendo ojos de lo que éste no puede ver, dando guía o información para que esa
persona encuentre el camino y el modo personal de llegar a determinados lugares u objetivos.
Invita a soltarse al que se exige o "rigidiza" demasiado y a estructurarse al que está muy
"blando". Buscar acompañar hacia el punto medio, al equilibrio.

En este camino de individuación, siento de gran importancia profundizar la percepción de lo que
necesita cada uno. Es un hermoso desafío ir reconociendo cuál es el modo que invita a cada
persona a crecer: cuándo alguien necesita más tiempo para procesar internamente, quiénes
requieren una presencia más cercana o de contención, quién disfruta de las mil correcciones y
quién necesita asentarse antes de seguir avanzando en sutilezas. A quiénes la exposición los
limita, incómoda y priva de placer y a quiénes los expande. 


  

En esta búsqueda del respeto y valoración de la individualidad, me gusta hacer un enfoque
especial en evitar la competencia entre los compañeros. Desde mi mirada es necesario que el
espacio de danza sea siempre de aprendizaje, de libertad y de "equipo".

En este tema, el profe a cargo del grupo es en gran medida responsable del clima que se genera
en la clase. Yo fui a danza de muy chica y recuerdo bastantes incomodidades vinculadas a la
competencia entre compañeros (quién iba adelante, quién iba al centro del cuadro, quien tenía
un solo, siempre eligen a tal, etc.) y cómo esa lógica implícita de que quien ocupa determinado
lugar es más valioso, me sacaba de mi. Me llevaba a tratar de ser como los que llamaban la
atención o me hacían poner muy nerviosa cuando era yo quien tenía ese lugar, como si de repente
estuviera en una posición privilegiada, con la presión de la mirada de todos y de no equivocarme.
Esas situaciones hacen que se deje de lado el registro del trabajo y el avance personal. Alejan del
presente, de ser en la máxima expresión, disfrutando del todo que se genera como grupo,
habitando el lugar que cada uno tiene sin presiones extra.

Es necesario rotar el espacio, que todos pasen por el centro y por cada lado. Que todos muestren
los movimientos de a uno. Proponer que el vínculo ente compañeros sea de estimulo a potenciar
lo que cada uno tiene, de apoyo para el crecimiento y la exploración. Que muestre lo valioso de
las diferencias.
La clase de danza es un ámbito donde conectarse con el placer, el autoconocimiento y el modo
único y personal de moverse y expresarse.

Creo, entonces, que el rol del profe es invitar a estos contextos, es acompañar a cada uno a
crecer usando como fuerza y base eso que cada uno ya tiene en su particularidad y generar el
espacio de libertad para que se exprese y valore ese mundo personal.

Cecilia Fatta

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